Tic-toc
No paraís de llamar mi nombre...oh, tiempo sempiterno, insolente, no eres más que la percusión del cantar de los grillos...
Mi muy querido Alfred:
Justo ayer intentaba conciliar el utópico descanso, aquél que llamabas sueño. Caían estrellas del cielo, suspiraba la noche y cobijaba en mis manos, a aquella que llamabas luna. Sonreían las pardas nubes, repartiendo rosas en cada esquina. Y cantaba el viento el beso que llamaste suspiro. Abrazaba la tierra en un cálido escalofrío, al que llamaste amor.
Pero, Alfred, calló el olvido, en silencio, se marchitó. La tierra tornó en pesadilla, el viento cantó el temblor de mis huesos; las rosas nublaron cada esquina, con fría niebla borraron la luna de mis dedos; las estrellas se mecieron en lágrimas y la noche sollozó. Fue entonces que no pude conciliar el utópico descanso, aquél que te cobijó, aquél que llamabas sueño, aquél...que llamaron muerte.
Mi muy querido Alfred:
Justo ayer intentaba conciliar el utópico descanso, aquél que llamabas sueño. Caían estrellas del cielo, suspiraba la noche y cobijaba en mis manos, a aquella que llamabas luna. Sonreían las pardas nubes, repartiendo rosas en cada esquina. Y cantaba el viento el beso que llamaste suspiro. Abrazaba la tierra en un cálido escalofrío, al que llamaste amor.
Pero, Alfred, calló el olvido, en silencio, se marchitó. La tierra tornó en pesadilla, el viento cantó el temblor de mis huesos; las rosas nublaron cada esquina, con fría niebla borraron la luna de mis dedos; las estrellas se mecieron en lágrimas y la noche sollozó. Fue entonces que no pude conciliar el utópico descanso, aquél que te cobijó, aquél que llamabas sueño, aquél...que llamaron muerte.
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1 Comments:
Me parece perfecto, le salío magnífico. Y estoy segura de que puede hace algo grandioso.
Que pase buenas noches
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